martes, 21 de octubre de 2008

He visto el nacimiento...

Le conozco, como se suele decir habitualmente, solo de vista. Me habré cruzado con él casi a diario durante muchos años, sé quien es su madre y quienes son sus hermanos. Desgraciadamente también puedo preveer, sin casi riesgo a equivocarme, qué va a pasar con su vida.
Siempre ha sido un chaval especial, su madre se comunicaba con él a gritos, ha pasado más tiempo en el bar con ella o deambulando sin control por la calle, que en su casa y dudo que sepa que es una biblioteca, la tolerancia o incluso la felicidad.
No creo que su madre sea culpable, más bien es otra víctima, imagino que lo habrá hecho lo mejor posible, no puedo pensar que pueda haber gente que no desee lo mejor para sus hijos.
El caso es que él hace mucho que dejo la escuela. Sus amigos son como él, andaban todos perdidos física y espiritualmente.
Pero un día algo cambió, una tarde de verano uno comentó: "Nos vamos al pueblo de al lado, España 2000 ha organizado toros..." Sentí una alarma en mi interior y la certeza de que estaban tomando un camino del que iba a ser difícil volver.
Sentí rabia y desesperación porque vi lo fácil que lo tenían los grupos violentos de ultraderecha, como ocupaban el espacio que había dejado libre el resto de la sociedad, allí donde nadie quería meterse, allí donde nadie quería mirar, allí donde nadie creía que merecía la pena luchar.
Por supuesto, al cabo de unos meses, aquel chaval perdido y sin ideas propias había encontrado una con la que vivir, se compró -o quizás le regalaron- una camiseta en la que se leía "Orgulloso de ser español" y se paseó por el pueblo con la misma mirada perdida aunque ¿quizás he notado en ella una expresión más amenazadora?
Ya ha tenido pequeños altercados -cosas de chiquillos ha afirmado alguien- pero siempre ha sido con chicos magrebíes.
Esta tarde me he vuelto a cruzar con él, lleva el pelo rapado, su mirada sigue perdida pero ya he visto claramente la amenaza en sus ojos.
Aterrada, he sido testigo del parto: he visto el nacimiento de un nazi.




p.d. No pienso cruzarme de brazos, por él y por los demás.

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