domingo, 27 de julio de 2008

Me dijo: tengo una buena y una mala noticia...

La buena es que descubrirás a Fernández Liria, la mala es que ya no te va a gustar escuchar la Cadena Ser...
En el programa "La Ventana" de la cadena Ser, entrevistan a William Cárdenas y a Carlos Fernández Liria en relación a la visita de Hugo Chavez a España.
Podéis escuchar aquí el audio completo:
Carlos Fernández Liria acusa al grupo PRISA de complicidad con los medios de comunicación venezolanos no afines a Chavez, de la relación entre Gustavo Cisneros y PRISA y hace referencia a la editorial de El País, a la mañana siguiente del intento de golpe de estado que se reproduce aquí mismo:
Sólo un golpe de Estado ha conseguido echar a Hugo Chávez del poder en Venezuela. La situación había alcanzado tal grado de deterioro que este caudillo errático ha recibido un empujón. El ejército, espoleado por la calle, ha puesto fin al sueño de una retórica revolución bolivariana encabezada por un ex golpista que ganó legítimamente las elecciones para, convertirse desde el poder en un autócrata peligroso para su país y el resto del mundo. Las fuerzas armadas, encabezadas por el general Efraín Vásquez, han obrado con celeridad al designar como jefe de un gobierno de transición a un civil, Pedro Carmona Estanga, presidente de la patronal venezolana, a la vez que destituía a los mandos militares compañeros y amigos del depuesto presidente.
Aprovechando la ola de hartazgo de tanta gente con la corrupción del anterior sistema de partidos, Chávez arrasó en las urnas, para hacer luego un uso abusivo de ese poder, con un autoritarismo que llegó incluso a las aulas de los colegios. Su final se veía venir tras las cada vez más numerosas declaraciones de diversos militares, el deterioro de la situación económica y la marea de protesta de la clase media, que creció con la aprobación en diciembre pasado de 49 decretos-leyes de inspiración castrista. Chávez introdujo varios centenares de asesores cubanos en Venezuela, al tiempo que suministraba a La Habana petróleo gratuito, un grifo que ahora se cierra.
La gota que colmó el vaso y levantó a los militares fue la represión protagonizada por la policía y francotiradores adictos a Chávez, que causaron 15 muertos y un centenar de heridos el jueves, en la tercera jornada de una huelga general que unió paradójicamente a sindicatos y empresarios. La protesta recibió un impulso extraordinario cuando paró la estratégica compañía Petróleos de Venezuela (PDVSA) y Chávez ordenó por televisión el cese de algunos de sus directivos. El régimen chavista ha sido tan desastroso que ni siquiera ha sabido gestionar con eficacia esta riqueza nacional, que le convierte en el cuarto exportador mundial, lo que puede obligarle en los próximos meses a bombear y refinar a pleno rendimiento para llenar las cajas de su hacienda pública, en contra de la voluntad de otros países de la OPEP (Organizazión de Países Exportadores de Petróleo), temerosos de que caigan los precios.
La resistencia civil contra Chávez, que atacó a los medios de comunicación y amenazó con nacionalizar las cadenas privadas de televisión, en cuyas emisiones irrumpía, se había organizado en redes que constituyen una esperanzadora semilla de desarrollo de una sociedad civil, y que utilizaron Internet como 'trinchera de la modernidad'. Esta resistencia pacífica esperaba una salida constitucional, aunque fuera para cambiarla a continuación. Por desgracia, lo ocurrido demuestra que en Venezuela el ejército sigue siendo el árbitro de última instancia. A la luz de los hechos, hay que elogiar al menos la decisión de la cúpula militar de ceder el poder a un civil, aunque resulte singular que el elegido sea el presidente de la patronal.
Vaciadas las cúpulas de los partidos políticos tradicionales, es necesario convocar elecciones cuanto antes y redactar una Constitución que restablezca el equilibrio de poderes que Chávez eliminó a su medida, como hiciera Fujimori en Perú. El nuevo presidente interino, Ricardo Carmona, se ha comprometido a nombrar un Gobierno de concentración 'con gente intachable' y a convocar elecciones en el plazo de un año. Además de preparar la transición, tendrá que abordar sin demagogia algunos de los graves problemas sociales que padece el país.
Chávez ha jugado con fuego dentro y fuera. La sombra de EE UU -que importa de Venezuela un 13% del crudo que consume y que ayer le acusó de buscar su propio final- se puede presentir detrás de lo ocurrido. Chávez no parecía haberse percatado de cómo ha cambiado el mundo tras el 11-S: evitó condenar los atentados de Nueva York y el Pentágono, viajó a Bagdad para expresar su apoyo de Sadam Hussein, apoyó la guerrilla colombiana de las FARC, estrechó sus relaciones con Castro y acogió a Montesinos, la mano negra de Fujimori. Retrospectivamente, no es la mejor muestra de acierto que Aznar, al recibirle en Madrid en 1999, subrayara su 'profunda confianza' en Chávez. Tiene ahora, como presidente del Consejo Europeo, una ocasión para que la UE contribuya a la instauración en Venezuela de un régimen democrático normal y estable. Sería bueno que Chávez y algunos de sus colaboradores detenidos rindieran cuentas de sus desmanes autoritarios y corruptos ante los tribunales de su propio país. Su experiencia, como la de Fujimori, debe servir para que se difunda la lección de que la democracia no son sólo votos, sino también usos.
Aunque unos días antes ya habían caldeado el ambiente... Editorial de El Pais 9 de abril de 2002
"Hugo Chávez retrocede en Venezuela.
Elegido tres años atrás en loor de las multitudes que rechazaban el anterior sistema corrupto, hoy las manifestaciones en su contra se multiplican, aliando a todo tipo de sectores sociales. Su experimento de supuesta revolución se asemeja más al castrismo que al autoproclamado bolivarianismo. En vez de mejorarlos, Chávez ha agravado los males de Venezuela. Aunque el país no está técnicamente en recesión, la crisis fiscal y financiera parece a la vuelta de la esquina, reflejo de la mala gestión de un país rico en petróleo. Las leyes colectivistas que ha hecho aprobar, ya sea la de la propiedad de la tierra, los recursos pesqueros o para otras 39 materias, alimentan múltiples resortes de corrupción. Paradoja de las paradojas, Chávez, que hizo de la lucha contra esas prácticas una de sus banderas, ha logrado lo indecible: que la Administración venezolana sea aún más corrupta que antes.
Las declaraciones del coronel de la Fuerza Aérea Pedro Vicente Soto pidiendo la dimisión de Chávez y elecciones libres resultan significativas: es el primer militar en activo que se pronuncia públicamente contra el presidente ex golpista, devenido autócrata tras ganar en las urnas. Los manifestantes impidieron que la policía detuviese al coronel, aunque las autoridades militares le han dado 72 horas para que se presente ante ellas. En todo caso, Soto ha galvanizado a los manifestantes, que multiplican también aquí las caceroladas, unas protestas que inciden en lo denunciado por el coronel: aunque un 75% de los militares está en contra de Chávez, la sociedad no quiere un golpe de Estado, sino un cambio pacífico y acorde con las instituciones. Y ello a pesar de que éstas hayan sido diseñadas a la medida del populista presidente, incapaz de respetar siquiera su Constitución.
Hugo Chávez ha incumplido sus promesas y ha jugado con fuego aproximándose a Fidel Castro y cobijando durante un tiempo a Vladimiro Montesinos, el corrupto y corruptor antiguo jefe de los serviciso de inteligencia de Fujimori en Perú, que sigue moviendo muchos hilos de la política desde la cárcel de Lima. Quizás Chávez no se percate plenamente de que tras el 11-S la coyuntura ha cambiado y Washington no va a seguir haciendo la vista gorda a sus relaciones con la guerrilla colombiana y con el narcotráfico, y a su falta de colaboración en la lucha contra el terrorismo. Además, el petróleo venezolano ha cobrado más importancia para EE UU ante la inestabilidad en el Golfo. Desde Washington, el secretario de Estado, Charles Powell, ha lanzado un aviso público a Chávez que puede resultar contraproducente y reforzar al autócrata frente a una intromisión norteña. Ni la injerencia de EE UU ni un golpe militar son buenas recetas para Venezuela y para el conjunto de la zona. Son los venezolanos los que tienen que encontrar la salida para volver a una senda de limpieza democrática.
Chávez mantiene en sus manos casi todos los hilos del poder, aunque tenga que movilizar a los funcionarios públicos para nutrir las contramanifestaciones. Pero la penosa actuación del militar está fomentando la resistencia social, que sirve para tejer una sociedad civil inexistente anteriormente en Venezuela, y que sabe aprovechar los resquicios dejados por el régimen, ya sea Internet o los medios de comunicación. Sin embargo, el atentado contra El Nacional a principios de enero constituyó un sórdido aviso contra los medios críticos con el Gobierno. Lo patriótico sería que el propio Chávez evitara una catástrofe y favoreciese un cambio hacia la normalidad. Pero de personajes así cabe esperar lo contrario: que se enroque contribuyendo a hacer más explosiva la situación."
Para saber más sobre el golpe de estado de Venezuela del 2002, podemos consultar wikipedia, y resaltar el siguiente párrafo:
"La posición más criticada fue la de los medios de comunicación españoles y estadounidenses, incluso diarios de tendencia socialdemócrata como El País, publicaron editoriales o noticias en favor del gobierno de Carmona. CNN en Español le concedió una entrevista a Carmona, apoyando su Gobierno de facto [...]"

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