sábado, 29 de marzo de 2008

El Tibet, los JJOO y Super-Sarko.

Venga tios, controlaos y no matéis tanto tibetano que nos ponéis en un compromiso... - Poco más o menos estas palabras son las que se desprenden de la declaración oficial que ha realizado hoy la Unión Europea.

¡¡Vaya!!, los ministros de Asuntos Exteriores estaban un poco de los nervios después de que Super-Sarko dijera que probablemente no acuda a la ceremonia de inauguración de los JJOO de Pekin, en protesta por lo malos que están siendo con los pobres tibetanos.

Y es que Super-Sarko es uno de esos políticos que igual te vale para un roto que para un descosío. Es capaz de presentarse con su traje de super-heroe en los barrios más peligrosos y deprimidos del extrarradio parisino soltando un discurso fascistoide y llamando "escoria" a los manifestantes. Cuando se trata de salvar damiselas en peligro, no duda en subirse a un avión, aterrizar en Chad y sacar de allí a las muchachas devolviéndoselas a sus familias, sin perder su encantadora sonrisa de super-heroe.
A Super-Sarko le faltaba una chica a su lado, digna de un heroe como él, después de ver Batman y todas las pelis de James Bond, conquistó el corazón de la Bruni y le prometió una vida llena de viajes oficiales, fotos románticas, cenas con la realeza europea y mucho glamour. La chica no ha decepcionado y como buena acompañante de super-heroe pasa el día atusandose la melena "que mona soy!".

Y ahora Sarko, que avivó las llamas del odio y el descontento de los más desfavorecidos insultándoles durante los disturbios del 2005, se convierte en el defensor de los derechos humanos y clama al cielo pidiendo justicia para los tibetanos (que no digo yo que no la merezcan)

La actitud del mundo con respecto a la dictadura china, es de una hipocresía vergonzante. Pero ¡qué le vamos a hacer! son un país increible, un inmenso taller clandestino donde millones de esclavos fabrican prendas que nosotros luciremos esta primavera, un mercado enorme al que venderle todo tipo de estupideces.

A Sarko pronto se le olvidará su última aventura, seguramente cuando la Bruni se lo lleve de tiendas o planee sus vacaciones en la Costa Azul.

Se le olvidará tan pronto como al resto de los mortales.

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